sábado, 4 de octubre de 2008

Raul Alfonsin- 25 años de Democracia para siempre

El reconocimiento al Dr. Raúl Alfonsín, con el emplazamiento de un busto en la Casa Rosada veinticinco años después de las primeras elecciones con el regreso de la democracia, nos obliga a recuperar alguna de las razones por las cuales hoy es un lugar común escuchar 'Alfonsín es el único Presidente desde la vuelta de la democracia que puede caminar tranquilo por la calle'.Es curioso que en nuestro país, insignia en incubar y pulverizar líderes e ídolos en el corto plazo, una persona que haya ocupado la Primera Magistratura salga absuelto en los rigurosos y a veces crueles juicios sociales de moda: las encuestas. La coherencia y el respeto al prójimo de quien en 1975 formaba parte de las Asambleas por los Derechos Humanos y siete años después denunciaba el pacto militar sindical, todo en el marco de la más sangrienta dictadura, han caracterizado cabalmente a Raúl Alfonsín. Coherencia y respeto que ratifica en diciembre de 1983 al impulsar la conformación de la CONADEP y el enjuiciamiento a los responsables del terrorismo de Estado. Es inevitable ejercitar la memoria y a la vez generar una comparación entre aquella Argentina del renacer democrático y el país que a lo largo de veinticinco años construimos. De aquel entonces, añoramos la participación política de la sociedad argentina, la expectativa que generaban esos partidos políticos vigorosos y sus líderes con genuina vocación democrática reformista. Hoy, contemplar la democracia como natural y haber sumido a ella a los lobbies corporativos de histórica influencia en nuestro país son un claro triunfo del camino que iniciase el Presidente Alfonsín.El reconocimiento que veinticinco años después llega desde el Estado Nacional debe ser resaltado en nuestra novel democracia. Es nuestra tarea demostrarle a ese hombre que nos enseñó que no es lo mismo invitar que incluir, gritar que hacerse oír ni discutir que consensuar; que como dirigentes somos capaces de dotar a nuestra sociedad de los instrumentos para hacer realidad ese sueño de Alfonsín que ya pertenece a la Argentina toda: que con la democracia se coma, que con la democracia se cure y que con la democracia se eduque.

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