martes, 9 de marzo de 2010

Los hechos que convienen y la omisión de las palabras

  • Desde que el gobierno asumió en 2003 en Magdalena tuvo un único eslogan publicitario: “Hechos… no palabras”. Elegido éste para dar difusión a la obra pública recibida de estamentos superiores como la Provincia y –en mayor medida- la Nación, el lema fue repetido hasta el cansancio en publicaciones, propagandas orales y hasta en los discursos de los funcionarios de gobierno. Allá por septiembre del año pasado, el Radicalismo presentó ante la sociedad y ante cada institución del distrito, un documento que daba cuenta de la falta de comunicación del gobierno municipal cuando ocurre algo en la comunidad que no es de su agrado. Allí se mencionaba tanto el escándalo de la trata de blancas en locales nocturnos de Magdalena y Atalaya, (que incluyó un megaoperativo y significó la aparición del nombre de nuestra ciudad en los grandes medios nacionales); como la renuncia del entonces Director de Inspección Roberto Fernández, por cuestiones que nunca fueron esclarecidas. “Hechos que preocupan y que nadie esclarece”, se titulaba el citado documento, que en otro de sus capítulos dedicaba algunos párrafos a la falta de una política de seguridad, a la actuación del intendente como máximo responsable del área (tras haber adherido a la Policía Comunal) y también se ratificaba en el escrito -por enésima vez- la idea de reactivar el Foro de Seguridad, según lo establece la ley porque -se decía- “a la vista está que las políticas de seguridad implementadas en nuestro distrito, sea por parte del Intendente o sea por parte de la máxima autoridad policial, no dieron resultado alguno”. Quizá hallamos fallado en la divulgación del documento, o quizá pocos quisieron prestarle atención. Pero hoy, cuando la inseguridad avanza y la delincuencia actúa sin barreras ante nuestras narices, vale la pena repetir esos planteos que se hicieron en su momento. En poco menos de un mes, dos vecinos de Magdalena sufrieron hechos delictivos que generaron estupor en la comunidad. A eso se agrega el caso más grave: un policía recibió un disparo en la cabeza por parte de los delincuentes y salvó su vida de milagro. No es la intención buscar culpables. El propósito se basa en que las cosas cambien de una vez por todas.
  • Porque la cúpula policial no funciona y eso está a la vista de todos.
  • Porque el gobierno municipal calla y nadie da explicaciones de lo que ocurre.
  • Porque la política de seguridad brilla por su ausencia.
  • Porque Magdalena parece ser un lugar seguro, pero para delinquir.
  • Y mientras tanto, los hechos sólo son hechos cuando hay una cinta para cortar… y las palabras de los responsables siguen sin oírse.
  • Comité UCR - Magdalena

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