viernes, 3 de julio de 2009

LA VIGENCIA DE YRIGOYEN

Un 3 de Julio de 1933, fallecía DON HIPÓLITO YRIGOYEN, o tal cual su verdadero nombre Juan Hipólito del Sagrado Corazón de Jesús Yrigoyen, y las calles de Buenos Aires nunca antes habían presenciado una manifestación más sincera y numerosa de compatriotas que salieron a despedir al viejo líder radical. Habían pasado tres años de injusta ignominia, olvido y persecución del Régimen de la Década Infame. No tuvo honores oficiales, ni días de luto, se amenazó a los empleados públicos para que no concurrieran a ese homenaje, sin embargo el pueblo lo despidió mayoritaria y emocionadamente. El 12 de octubre de 1916 el Dr. Hipólito Yrigoyen asumía como el primer presidente auténticamente elegido por la voluntad popular de nuestra historia, Entonces dijo “La democracia no consiste sólo en la garantía de la libertad política: entraña a la vez la posibilidad para todos de poder alcanzar un mínimum de felicidad siquiera". Su lucha no era nueva, venia de un cuarto de siglo de intransigencia y apostolado, el solía decir "Somos la causa contra el régimen". Hablar de Yrigoyen es necesariamente referirse a la Reforma Universitaria, a la creación de YPF; la jornada laboral de ocho horas, las primigenias leyes previsionales; la ley de arrendamientos agrícolas; y el ferrocarril incluyendo el aún famoso tren de las nubes, etc. Yrigoyen es la creación de 37 institutos secundarios y 12 escuelas de artes y oficios en la Capital, en el interior 3.126 escuelas primarias nuevas. Una población escolar en aumento constante, un analfabetismo que se reduce sensiblemente, el bachillerato nocturno, y la implantación definitiva del guardapolvo blanco. “El gobierno no cederá ni un adarme de las riquezas públicas, ni cederá un ápice del dominio absoluto sobre ellas”. Esto decía Yrigoyen, el si sabia de oligarquías y vende patrias, los mismos que le asestaron el golpe de septiembre con olor a petróleo, y los que décadas después destruyeron una joya preciada de nuestra Argentina, YPF. Como no evocar la figura de Yrigoyen cuando uno ve la triste realidad de pueblos que nacieron con YPF como Tartagal, Cutral Co o Plaza Huincul, cuando alrededor de 200.000 argentinos viven en pueblos que nacieron con la creación de una estación ferroviaria, pero que hoy quedaron aislados por el cierre del ferrocarril. Ante una política plagada de frivolidad y gastos suntuosos, como olvidar a Yrigoyen que donaba su sueldo docente y de Presidente de la Nación a la Sociedad de Beneficencia, para el Hospital de Niños y el asilo de niños. Lo hizo durante 32 años, 10 meses y quince días. Como no recordar su humilde morada de la calle Brasil y sus pobres muebles destrozados y arrasados luego del primer golpe de estado que sufriera este país. Fue injustamente encarcelado sin proceso judicial durante un año y tres meses en la Isla Martín García. Anciano y enfermo regresó a Buenos Aires para vivir en casa de una hermana pues había perdido todos sus bienes a lo largo de su vida pública. Su conducta que quedó inmortalizada en su frase "Que se pierdan mil gobiernos, antes de vulnerar la conducta de inflexible austeridad que ha sido la norma de nuestra trayectoria" Sufrió el destino común de otros ex presidentes radicales: fue burlado, y vilipendiado por la prensa, fue víctima de la conspiración de los sectores más retrógrados, pero al momento de su despedida, el pueblo estuvo junto a el. Cuando el pueblo con igual tristeza hace unos meses despidió a Don Raúl Alfonsín, en los discursos, un histórico dirigente del peronismo, dijo que el le pertenecía no a los radicales sino a todo el pueblo, el mismo destino que Yrigoyen o que Illia. Pertenecen al pueblo, y a el sirvieron, siendo en definitiva: Auténticamente Radicales, por eso recordemos hoy su frase “Hay que ser radical en todo y hasta el fin” No son radicales aunque se autotitulen como tales, quienes traicionan nuestra historia, quienes en primera fila hablan de nuestros próceres y diariamente en su accionar los olvidan. Que asi sea

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